“Tarde te amé”, concluyó San Agustín.
Eso mismo pensaba yo, hasta que caí en la cuenta de que no era posible.
No, porque desde siempre, desde antes de conocerte incluso, ya estabas en mis pensamientos y en mi corazón, ya estabas en mí,… ya te amaba.
Por otro lado, el concepto de “tarde” no existe en el kayrós, ni pronto ni tarde, ni antes ni después, sólo el momento oportuno.
Aunque en el chronos, sí me parece que se «demoraron» algunas cosas:
- Tarde te encontré, o me encontraste, o quizás…
- tarde te descubrí, pues ya estabas ahí.
- Tarde compartimos nuestros pensamientos y sentimientos.
- Tarde caminé por las sendas de tus miedos e ilusiones.
- Tarde me zambullí en el mar de tu mirada.
- Tarde los abrazos con olor a leña.
- Tarde me regalaste tu sonrisa contagiadora.
- Tarde me dejaste contemplar el paisaje de tu interior.
- Tarde los atardeceres sin reloj y los amaneceres con verdor.
- Tarde los besos eternos.
- Tarde los largos paseos admirando la naturaleza.
- Tarde unimos nuestras oraciones.
- Tarde construimos nuestro universo.
- Tarde los momentos de pasión arrolladora.
- Tarde llegamos a ser uno.
- Tarde descubrí lo que significa la vida junto a ti.
Tantas cosas podría decir que llegaron tarde…, pero el amor no,… ya te amaba !!
© Fotografía: Mayur Gala
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