Se han cumplido ya 4 años (24 de Mayo de 2015) de la encíclica «Laudato si» del Papa Francisco sobre el cuidado de la casa común.
En ella, el Papa Francisco nos alentaba a promover una «educación en la responsabilidad ambiental», responsabilidad que nos concierne a todos, y de cara a las nuevas generaciones que heredarán la tierra que nosotros dejemos, al igual que otros antes que nosotros.
Para ello, es necesario una «conversión ecológica», que supone una serie de diversas actitudes y hábitos en nuestro día a día.
Realmente, no porque ahora lo haya dicho el Papa, el cual no deja de ser un referente para mí, sino porque en mi educación familiar desde pequeña ya se me ha inculcado estos valores, que podría resumir en: «sólo lo necesario».
Como digo, ya desde hace tiempo, pero quizás con más conciencia en los últimos años, poco a poco he ido fraguando ciertos «gestos ecológicos», que por otra parte considero de sentido común, pequeños gestos para cuidar el medio ambiente.
Algunos de los que ya tengo integrados son:
- Reducir el tiempo y el gasto de agua bajo la ducha, en el cepillado de dientes o durante el fregado de los platos.
- Cambiar las bombillas de casa a las de bajo consumo, y por supuesto, solo encender las luces de las estancias donde estamos, apagando todas aquellas que no son necesarias.
- Poner cuidado en la temperatura de climatización en casa. Solo cuando es necesario, en verano tengo un ventilador grande en el techo en vez de aire acondicionado (gracias a que la orientación de mi casa hace que sea más fresquita), y en invierno, la calefacción regulada por el termostato a una temperatura lógica para no pasar frío pero tampoco calor.
- Reciclar todos los residuos que se generen en casa. Esto implica tener varios recipientes para cada tipo y con regularidad llevarlos al contenedor correspondiente. Incluyendo la ropa, que es algo que muchas veces no caemos y no deja de ser «otro residuo» al que podemos darle más vida, e incluso haciendo un bien a otras personas que la puedan necesitar… siempre que estén en buenas condiciones, por supesto.
- Limitar el uso del papel, y reciclar el usado en su contenedor correspondiente.
- En ciudad, ir andando a los lugares que pueda, o en su defecto usar el transporte público, antes que utilizar el coche… como digo, siempre que sea posible.
- Cambiar a productos lo más ecológicos posibles, como una pastilla de jabón natural para ducharnos en vez del típico gel de ducha. También podemos añadir la bolsita de fibra natural para guardar la pastilla de jabón y además exfoliarnos.
- Usar productos que puedan reutilizarse, como por ejemplo una servilleta de tela en lugar de las de papel. Este gesto diario imaginaros la de cantidad de papel que reducimos, y residuos que dejamos de generar.
- Ir al supermercado con tus propias bolsas de la compra para no tener que utilizar las de plástico.
- Comprar alimentos a granel (los que sean posibles) en vez de envasados y quizás más procesados.
- Cambiar mi botella de agua de plástico por una botella de cristal.
Y éstos dos últimos que acabo de instaurar, por si os sirven de referencia:
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Bolsas de malla de algodón para comprar fruta o verdura a granel. Ésta es una cuestión que me daba mucha rabia cuando iba al supermercado con mis bolsas de casa pero luego en la sección de fruta y verdura tenía que coger una bolsa de plástico para cada cosa… para luego nada más llegar a casa, sacar el producto y tirarlas a la basura. Me parece de una incoherencia mayúscula que desde las instituciones nos promuevan reducir el uso de las bolsas de plástico y luego en estos casos haya esta impunidad tan flagrante. Así que si, por ahora, desde las instituciones no nos facilitan esta cuestión, he decidido hacer algo por mí misma. La solución que he encontrado son estas bolsas de malla de algodón que llevaré cada vez que vaya a la compra para meter en cada una la fruta o verdura correspondiente. Soy consciente de que aún no está muy difundida esta práctica y tendré miradas de rareza cuando me vean, incluido el personal del supermercado, pero no hay más problema… y quizás alguna persona al verlo le de una idea y se anime también.
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Tapaderas de silicona para guardar alimentos. En el mismo sentido de poder reutilizar las cosas y no generar más residuos, estas tapaderas de silicona me sirven para tapar cosas que voy a guardar, en vez de usar papel film transparente o de aluminio. Soy consciente de que no en todos los casos podré utilizarlas, según los tamaños y formas, pero en muchos de ellos sí y ya algo estaré reduciendo. Es otro pequeño gesto.
En definitiva, cada vez hay más alternativas, y se trata de un proceso de pequeños cambios, poco a poco, y de forma consciente, sin llegar a fundamentalismos absurdos, y manteniendo un equilibrio con nuestro bolsillo, lo que económicamente nos vaya siendo posible también. Aunque es cierto que a la larga, compensa también económicamente porque duran más.
Con este artículo no pretendo dar lecciones de nada, ni abanderar ninguna causa, a mí aún me queda mucho camino por andar en estas cuestiones… solo compartir lo que creo que es responsabilidad de todos y que entre todos podemos llevar a cabo.
Y si mis pequeños gestos ecológicos os sirven de reflexión e inspiración, pues genial! 😉
[piopialo]«Se trata de privilegiar las acciones que generan dinamismos nuevos en la sociedad e involucran a otras personas y grupos que las desarrollarán, hasta que fructifiquen en importantes acontecimientos históricos» (Evangelii Gaudium 223)[/piopialo]
© Fotografía de cabecera: Yohanes Dicky Yuniar
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