A veces me pasan cosas bastante curiosas (y absurdas), y he de reconocer que, casi siempre, me las “busco” yo.
La mayoría de ellas me pasan por no “dosificar” o “controlar” mi sinceridad.
Tengo en muy alta estima un valor tan importante como es la sinceridad, y “presumo” de ser una persona muy sincera, pero a veces… me paso… y entonces me ocurren situaciones como la siguiente:
Hace poco estaba con una amiga tomando algo en un bar, y justo cuando nos dirigíamos hacia la puerta para irnos, de repente me “asaltó” un chico que conozco, para saludarme.
Después de los típicos “hola, qué tal”, “ahh, no te había visto, ya me iba” y demás, le suelto (una de mis “sinceridades sin cálculo”): “vaya! al ver tu cara he visto un girasol ¿te lo puedes creer?” (con gestos incluidos, como no podía ser menos en mí), a lo que él, con cara de sorpresa, me responde: “vaya! es la primera vez que me dicen eso, qué poético!”, con sonrisa cómplice.
En ese preciso momento, siento un estupor en mi interior, que seguramente hizo enrojecer mi cara, mientras pienso “Dios mío, ¿qué he dicho?”, cayendo en la cuenta de la frasecita que le acabo de regalar sin ton ni son.
Acto seguido, hago el intento de explicar lo que he dicho (sin dejar de reírnos) y es que todo tiene su por qué, aunque a veces eso ya de igual, porque la anécdota absurda ya ocurrió, permaneciendo in secula seculorum, convirtiéndose él desde entonces en “el chico del girasol”.
La cuestión viene de que yo había acordado con este chico que le avisaría cuando nos llegara un libro que le interesaba, y que tiene un gran girasol en la portada, y al encontrármelo de repente, recordé que ya nos había llegado y que olvidé avisarlo. Esa es la explicación de mi frasecita 😉
Ahora, cada vez que lo recuerdo siento una mezcla entre bochorno y gracia cómica, no pudiendo evitar reírme de mí misma y las cosas que me ocurren, como decía, porque yo misma me “las busco”… jejeje
Y es que hay que saber reírse de uno mismo.
El humor es muy importante y hay que cultivarlo en las relaciones con los demás, pero sobre todo, empezando por uno mismo.
¿Estas cosas te ocurren también a ti?
© Fotografía: Di Maitland
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