Orad siempre, pero sobre todo, orad «de noche».
Ante las adversidades de la vida, cuando no se escucha, cuando no se siente, cuando ni siquiera se intuye… orad !!
Porque como dice el salmo 120:
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y siempre.
Somos seres torpes, inmaduros en todo: en la vida, en la fe, en la fe en la vida y en la vida de la fe.
Pero Él lo sabe y nos acompaña con infinita y amorosa paciencia…, por nuestra parte sólo tenemos que orar en todo momento, y más aún, «de noche».
© Fotografía: Diana Simumpande
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