Las gafas de la vida

Además de las gafas con la graduación de dioptrías que me permiten ver nítido de lejos, siempre digo que un día me pusieron las “gafas de la vida”.

Con estas gafas descubrí una nueva dimensión de la vida, de lo que había sido la vida para mí hasta entonces. Todo cobró sentido, un nuevo y profundo sentido. Siempre he sido (y necesitado) encontrarle el sentido a todo.

Por tanto, no siempre fue así. Hubo un antes y un después de estas “gafas de la vida”.

Pero no fue un momento exacto, sino algo paulatino, progresivo. Dios se va revelando, con esa pedagogía divina tan suya, de respeto por nuestra libertad y desarrollo individual y único, enseñando como el buen Maestro unas veces, y acompañando en silencio otras, así es el “Dios CON nosotros”.

Cuando me preguntan: ¿pero dónde ves a Dios?… yo pienso: ¿pero dónde no lo ves?

En mi caso, tenía la “suerte” de que mi mirada hacia Dios estaba libre de prejuicios, nadie me había hablado mal de Él porque en verdad casi nadie me había hablado mucho de Él, yo era como una hoja en blanco… y eso fue casi mejor, porque no había ningún muro previo que derribar, sino un camino delante de mí por descubrir, por recorrer.

Descubrirle como Dios Padre, como Jesús Amigo y Maestro, como Aquel que siempre ha estado ahí, a mi lado, paciente y comprensivo, dándome mi tiempo, cuidándome, acompañándome, en los días felices y en los días difíciles.

Le encontré en los rayos del amanecer y en la belleza del atardecer, en la suave brisa que acaricia mi rostro, en el ímpetu de las olas y en los pájaros que alzan el vuelo, en el silencio de la oración, en mis anhelos más profundos, en la ternura de un niño y en las personas con las que cada día me encuentro,… pero sobre todo, en mi interior, en mi verdadera esencia… en todo encontré un Amor que me desbordaba.

No puedo decir que todos los días le busque, pero al final en todos le encuentro, porque siempre se hace “el encontradizo” cuando ya tienes puestas “las gafas de la vida”.

Y a ti, ¿dónde te resulta más fácil encontrarle?

© Fotografía: Bud Helisson.